La Fundación Alzheimer España (FAE) y Robotics Lab (Universidad Carlos III) Con la participación del equipo de Investigación del Prof. Miguel Ángel Salichs (Catedrático de Ingeniería de Sistemas y Automática) y de los cuidadores y expertos de la FAE presentan el proyecto RobAlz en la conferencia anual de Alzheimer Europa que este año se celebra en Barcelona.

El objetivo de este proyecto es desarrollar dispositivos robóticos que presten ayuda a personas que padecen Alzheimer, para elevar su calidad de vida y prolongar su estancia en el hogar lo máximo posible y, a sus cuidadores, para ayudarles en la asistencia y cuidados diarios del enfermo.

Según datos facilitados por la Sociedad Española de Neurología, en España, se estima que existen alrededor de 800.000 casos de personas sufren Alzheimer. Además, de acuerdo con la FAE, el 90% de los que padecen esta enfermedad viven en sus casas, por lo que la tarea asistencial recae casi siempre en el cuidador que, en la mayoría de los casos, suele tratarse de un familiar cercano: cónyuge o hijo/a.

Ante la situación actual, donde no existe ninguna solución terapéutica para esta enfermedad y los constantes recortes de presupuesto para la teleasistencia, la FAE ha visto razonable explorar otros métodos de apoyo y ha recurrido a los últimos avances tecnológicos, en este caso, los robots.

De esta manera comenzaron a organizarse “Grupos de Encuentro” formados por investigadores, psicólogos y cuidadores de personas con Alzheimer, con el fin de poner en común las necesidades de éstos últimos, comprobar si se podían satisfacer mediante el diseño de determinados dispositivos robóticos, analizar las actividades diarias con los enfermos de Alzheimer.

Hasta ahora, existía tecnología puntera pero sin adaptación real, sin saber qué necesidades se podían cubrir. Además, la sociedad tiene una concepción de los robots muy distinta a los de la realidad y a los de la robótica asistencial. Además, estos dispositivos robóticos deben ser lo más simples posible, dado que el cuidador no suele ser un experto ni dispone de un técnico a su lado en todo momento. También deben ser dispositivos asequibles, ya que la coyuntura económica no permite a muchas familias acometer grandes dispendios e inversiones.

Tras las numerosas reuniones, se llegó a la conclusión que existen cuatro funciones o escenarios que los dispositivos robóticos deben realizar: los escenarios de seguridad y vigilancia, escenarios de asistencia personal que ayuden al cuidador y a la persona que padece Alzheimer, escenarios de entretenimiento para el enfermo y escenarios de estimulación para realizar determinadas actividades cognitivas que ralenticen ciertos efectos, dado que esta patología no tiene tratamiento para su curación. En cada escenario, los Grupos de Encuentro han visto qué funciones puede realizar el robot.

Desde la FAE queremos expresar que con este robot no se pretende crear un cuidador artificial que sustituya al cuidador, sino un apoyo que ayude al cuidador a las tareas asistenciales del enfermo y que ralentice los efectos del Alzheimer, prolongando la estancia en el hogar del enfermo y manteniendo su calidad de vida.

Como último ejemplo de robots que se sociabilizan con las personas para atenderlas está Maggie, un robot creado por la Universidad Carlos III de Madrid que nació en el año 2005 y que actualmente sigue en proceso de mejoras.

Maggie es capaz de hablar, reconocer la voz y de mover partes de su cuerpo tales como los brazos o los ojos mediante la utilización de varios sensores, con los que además recibe diversa información sobre su entorno.

Hace algunos años, este robot fue presentado para asistir a personas enfermas de Alzheimer, siendo capaz de hacerles compañía, informarles sobre la composición de los medicamentos (ya que posee conexión a internet) y, lo que es más importante, disminuir algunas de sus limitaciones físicas y mentales haciendo posible que la vida del enfermo sea más llevadera.

La robótica social abarca autómatas cuya característica principal es interactuar con las personas y ayudarlas en su vida diaria. Estos inteligentes robots pueden ser dirigidos por control remoto e incluso llegar a poseer autonomía propia. Son utilizados para cumplir diversas órdenes, entre las cuales destacan realizar tareas funcionales, informar, educar, entretener y, la más importante de ellas, ayudar y asistir a niños, ancianos y a personas discapacitadas.

Artículo enviado por Fundación Alzheimer España